viernes, 18 de mayo de 2012

Otros ensayos en respuesta a temas planteados


·         “Prensar, destrozar y despellejar eran algunas de las actividades favoritas de Mamá Elena”. Analice la manera en que esta predilección de Mamá Elena se traduce en sus relaciones con dos miembros de su familia.

Ensayo redactado por Valentina Boretto (texto corregido y levemente modificado)


         En la novela Como agua para chocolate, uno de los personajes femeninos más importantes es Mamá Elena. Podemos clasificarla como “la mala” de la novela,  ya que es la encargada de evitar que su hija menor, Josefita, se case con el amor de su vida, Pedro. Y para causar aún un mayor sufrimiento, hace que éste se case con su hija mayor, Rosaura.
        Laura Esquivel describe a Mamá Elena como una persona de mucho carácter que impone respeto con el miedo. Era muy estricta con sus hijas: “Mamá Elena opinaba que la palabra ´mamá sonaba muy despectiva, así que obligó a sus hijas desde niñas a utilizar la palabra ´mami´ cuando se dirigieran a ella” (página 18). La frase de la consigna dice mucho de su personalidad, lo que se ve a lo largo de toda la novela pero se ve más pronunciada en su relación con algunos de los miembros de su familia.
         Es más notable con Josefita que, por ser la hija menor, está destinada a cuidar a su madre hasta que ésta muera, sin poder casarse. Esta tradición familiar genera una serie de conflictos entre Tita y su madre, lo que hace a la novela más dramática y atrapante. Su relación desde el comienzo no es muy buena. Mamá Elena es una mujer que está a cargo de todo y requiere el respeto de todos, y en caso de que alguien la enfrente, como hace Tita algunas veces, Mamá Elena se enfurece, lo podemos ver en la página 16: “¡Tú no opinas nada y se acabó! Nunca, por generaciones, nadie en mi familia ha protestado ante esta costumbre y no va a ser una de mis hijas quien lo haga”. Esto deja bien en claro que en la familia De la Garza se obedece y punto. La autora, describe a Mamá Elena como un personaje poderoso y con mucha autoridad. Supervisa constantemente lo que hace Tita, para que no se quede a solas con Pedro porque sabe que se aman; no necesita hablar para hacerse entender, porque su mirada lo dice todo. Pero cuando no, usa palabras amenazantes, como en la página 39: “A mí no me engañas, cuando tú te vas yo ya fui y vine, así que no te hagas la mosquita muerta. Pobre de ti si te vuelvo a ver cerca de Pedro”.
       Si bien Tita no la quería mucho, ya que para ella su verdadera madre era Nacha, cuando Mamá Elena se encuentra enferma, ella intenta ayudarla con el caldo de colita de res. Pero se rehúsa a comerlo porque dice que tiene gusto amargo: “tomaba un vaso de leche tibia antes de cada comida que Tita le hacía, para contrarrestar los efectos del amargo veneno” (página 119). Esto sucedía porque Mamá Elena era consciente de que Tita no la quería, y pensaba que deseaba matarla a través del caldo de colita de res, para que por fin poder casarse.
        Otra de las relaciones con quien se muestra la personalidad fría y estricta de Mamá Elena es con Gertrudis, la hija del medio. La autora da un perfecto ejemplo que demuestra lo importante que es para ella el honor en la familia: “Mamá Elena estuvo a punto de morir cuando se enteró… que Gertrudis estaba trabajando en un burdel en la frontera. Prohibió volver a mencionar el nombre de su hija y mandó quemar sus fotos y acta de nacimiento” (página 55). 
       Para finalizar, Como agua para chocolate es una novela romántica que atrapa al lector desde el comienzo, brindando la clásica historia del amor prohibido, pero de una manera muy original, relacionándolo todo con la comida como lo suponen los verbos “despellejar” y “prensar”.


·         En Como agua para chocolate, la simbología no se reduce al ámbito de la cocina por eso trasciende el mundo femenino.

Ensayo redactado por Candelaria Córdoba (texto corregido y levemente modificado)



      Como agua para chocolate, de Laura Esquivel,  es una novela altamente simbólica, pero los símbolos  no se reduce únicamente al  ámbito de la cocina sino que trascienden el mundo femenino.

       En primer lugar, es muy importante destacar que dicha novela es una obra feminista, ya que la mayoría de personajes son mujeres por lo que  se presta mucha atención a su forma de ser, acciones y formas de vida. Asimismo  la narradora es una mujer y el lugar en donde ocurren la mayoría de hechos es la cocina, y en 1910 ese espacio estaba directamente relacionado con las mujeres.

       Desde el principio de la novela, la autora nos presenta la cocina del rancho como el lugar donde transcurre la vida de Tita; a través de sus recetas ella vuelca sus sentimientos y cada receta no es simplemente un plato de comida sino una parte de su vida: “Tita gozaba enormemente este paso, ya que mientras reposa el relleno es muy agradable gozar del olor que despide, pues los olores tienen características de reproducir tiempos pasados junto con sonidos y olores nunca igualados al presente. A Tita le gustaba hacer una gran inhalación y viajar junto con el humo y el olor tan peculiar que percibía hacia los recovecos de su memoria.” Además, cocinar es la única forma en la que puede actuar en contra de lo que le sucede, y una de las trabas más grande a la que está sometida es su madre: Mamá Elena, una mujer rígida, fría, que no soporta las opciones y los comentarios en contra de sus ideas: “¿Vamos a empezar otra vez con la rebeldía? Ya bastante tenías con la de haberte atrevido a coser rompiendo las reglas.” (p. 17). Mamá Elena representa  una típica mujer de 1910, época regida totalmente por  las viejas costumbres, donde ella no solo asume el rol de madre sino también de padre ya que este había fallecido cuando nació Tita. Mamá Elena simboliza la falta de sentimientos ya que no deja que su hija rompa las costumbres familiares  de ninguna manera, ni siquiera habiendo encontrado al amor de su vida. Por otra parte, no permite la libre expresión de su hija y de esta forma podemos decir que representa la arrogancia, una persona completamente dominante: “¡Tú no opinas nada y se acabó! Nunca, por generaciones, nadie en mi familia ha protestado ante esta costumbre y no va a ser una de mis hijas quien lo haga.” (p.16)

      En esta novela, cada personaje simboliza una forma de vivir y de enfrentar las situaciones de la vida de manera diferente, podemos considerar a Tita como una joven sensible y, al mismo tiempo, sensual que busca poder hacer lo que ella quiera por eso intenta oponerse ante lo que no le parece o no está de acuerdo pero, al ser mujer y la menor de su familia está destinada a cuidar a su “mami”. Junto a Tita está su hermana Gertrudis, que simboliza la faceta desestructurada y más sentimental de Mamá Elena. Gertrudis representa a una joven rebelde que sigue sus instintos sin importar las consecuencias. El manual de Carreño es otro símbolo concreto, es un texto que representa los modos de actuar  y las costumbres decentes pero  algunos personajes femeninos como los mencionados recientemente intentan romper y contradecir sus enseñanzas: “¡Maldita decencia! ¡Maldito manual de Carreño! Por su culpa su cuerpo quedaba destinado a marchitarse poco a poco, sin remedio alguno.” (p.55)

       Por otra parte, el calor y el fuego simbolizan directamente la pasión, el roce y el amor. No solo en el encuentro entre Pedro y Tita sino también en toda la novela se hace referencia al calor y la sensualidad. “En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo. Era tan real la sensación de calor que invadía todo su cuerpo que ante el temor de que, como a un buñuelo, le empezaran a brotar burbujas por todo el cuerpo…” (p. 21). Y “Recordó en ese instante las palabras que algún día John le había dicho << si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos los cerillos que llevamos en nuestro interior de un solo golpe, se produce un resplandor tan fuerte…” (p. 208)

      Por último, considero a las lágrimas como la representación perfecta de los sentimientos, no solo de momentos tristes, sino también de alegría, a lo largo de  toda la novela la hija de Esperanza cuenta episodios relacionados con las lágrimas: cómo estas alteraban  las comidas y de esa forma a las personas: “Tita no diferenciaba bien las lágrimas de la risa de las del llanto. Para ella reír era una manera de llorar” (p. 13).
          Para concluir, considero que esta novela nos muestra las diferentes formas de vida de las personas y cada personaje representa lo que fue o lo que quienes la/lo rodean hicieron que fuera. Creo que la autora, a través  de los símbolos mencionados, nos muestra la realidad de la familia De la Garza, una familia mejicana cuyos miembros asumían posiciones diferentes frente a las tradiciones.







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